Si no viviésemos en un estado casi laico, se podría resumir en tres palabras: "SON UNAS SANTAS". Al hilo de lo leído en Forofos del Running, me he planteado que algo hay que hacer. La labor de nuestras respectivas ( o respectivos, que de todo hay), ni está reconocida ni está pagada. Cuantas veces, cuando nos levantamos para ir a entrenar un sábado de invierno, ellas se dan media vuelta en la cama y se acurrucan debajo del edredón, diciendo entre susurros: "Cariño, estas loco". O cuando un día lluvioso de otoño, regresas a casa de entrenar con las zapatillas llenas de barro y te reciben con un cariñoso: "¿Pero tú estás tonto? ¡que acabo de fregar!". No las malinterpreteis, es la forma que tienen de expresarnos su cariño, de decir que nos entienden cuando las zapatillas nos hacen rozaduras, o cuando en la carrera del domingo no hemos conseguido la marca que queríamos. Espera, que esto a mi no me pasa, que mi mujer también corre, y encima me acompaña a todas las carreras. Pues eso, que son unas santas.
Sí señor, un bonito homenaje. Yo siempre que vea algo similar ahí estaré apoyándolo. Son la leche. A mí lo que me gustaría es saber si fuera al revés qué pasaría ... lo más probable es que la inmensa mayoría se quedaría en la cama retozando y disfrutando de todo el perímetro del ese catre que siempre compartimos y que difícilmente tenemos para nosotros solos. Dudo de los hombres en ese sentido, ellas son ... especiales.
ResponderEliminarNosotros, aunque corramos mucho, no dejamos de ser unos flojos. Es lo que hay...
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